miércoles, 5 de mayo de 2010



Juan Manuel Beruti, que no guarda parentesco alguno con el matón de mayo de 1810, fue un porteño que nació hacia 1777. Su vida no estuvo ligada a heroicas batallas, tan comunes entre los siglos XVIII y XIX, sino que fue un profuso cronista que se la pasó realizando anotaciones de todos los acontecimientos y personajes que veía y frecuentaba. Como una suerte de diario íntimo, si bien no podemos catalogarlo de ese modo, Beruti escribió cientos de páginas que recogen hermosas impresiones acerca del viejo Buenos Aires y de la vieja Argentina hispánica.


Para desgracia nuestra, dichas anotaciones de Beruti han sufrido, al parecer, un extravío entre los años 1829 a 1843, por lo que su riquísima obra testimonial abarca dos etapas: 1) La que va de 1809 hasta 1829, y; 2) Anotaciones desde 1843 hasta el 1° de octubre de 1855. Si tenemos en cuenta que Juan Manuel Beruti falleció un 28 de enero de 1856, entonces estamos diciendo que escribió prácticamente hasta su muerte.


Un caso notable que fue recopilado bajo el título de "Memorias Curiosas", y que mereció ser publicado en uno de los tomos de la famosa colección "Biblioteca de Mayo, Colección de Obras y Documentos para la Historia Argentina" de 1960, editada a los 150 años de producida la Revolución de Mayo de 1810 por la Cámara de Senadores de la Nación.


En medio de tantas anotaciones, dejó consignado los festejos del 9 de julio de 1843, en plena época de don Juan Manuel de Rosas. Así describía aquellas celebraciones en recuerdo de la fecha patria don Juan Manuel Beruti:


"El 9 de julio de 1843. En este día de la independencia, de la República Argentina del poder de España, que se celebra con una solemne función y Tedéum en la santa iglesia Catedral con asistencia de todas las autoridades y formación general de las tropas, de orden del gobierno, se mandaron alistar todos los alcaldes, y sus tenientes de ciudad y campaña, e incluyéndose todos los vigilantes de policía, que por sus cargos estaban exentos del servicio militar; a todos los cuales se les vistió de uniforme de soldados, y formando un batallón de más de seiscientos hombres, se presentaron en la formación con los demás cuerpos de línea en la plaza Mayor de la Victoria; de este principio su resultado será el hacerlos soldados de línea, o veteranos, como sucedió con los serenos en igual caso".

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